Los escritores afirman que, a la hora de recordar cosas o recrear momentos, no hay nada tan efectivo como incluir el olor dentro de una escena. Un personaje que describe el olor del pan recién hecho cuando pasa por delante de una tienda resulta mucho más cercano que uno que simplemente nos muestra como es el pan. Entre las técnicas de escritura para crear un ambiente, la de utilizar las descripciones de olores comunes son muy efectivas, tanto para bien como para mal. Si estamos escribiendo una novela de terror, o simplemente queremos que la escena resulte desagradable al lector, describiremos un olor nauseabundo y hostil. Y es que la propia descripción de ese olor hará que la persona que lee se lo imagine, y el efecto es mucho más vivido que las descripciones visuales, y por supuesto, más cercano que las sonoras. El sentido del olfato, muchas veces denostado, tiene más importancia de la que parece.
De la misma manera que un escritor habilidoso es capaz de evocar esas escenas en el lector, nosotros también podemos evocar sensaciones y emociones en los demás a través del olor. No es algo precisamente novedoso, ya que para eso están los perfumes, al fin y al cabo, pero sí que es cierto que el potencial de este tipo de fragancias no está del todo desarrollado. Claro que hay muchos especialistas que aseguran que no basta solo con oler bien, sino que debemos encaminar nuestra intención con el perfume o la fragancia que nos pongamos. Como si fuera una parte más de nuestro look o atuendo, el olor que desprendemos marca nuestro carácter, da una imagen de nosotros, para bien o para mal. Por eso hay que cuidar muy bien el tipo de fragancia que escogemos, sobre todo si queremos resultar interesantes para alguien a quien queramos conquistar. El olor va directamente al centro neurálgico de las emociones, y no es algo tan lógico o desarrollado como la vista, un sentido sobre el que tenemos más prejuicios. Oler bien es sinónimo de buen aseo, pero también de morbo, de querer engatusar a los demás y atraerles. Por eso hoy vamos a hablar de la importancia del olor a la hora de ligar.
Un sentido infravalorado
Ya hemos expuesto brevemente arriba que el olor es, en muchas ocasiones, un sentido infravalorado. Evidentemente, todo el mundo tiene mucho más arriba en sus preferencias a la vista y el oído, porque son dos de los sentidos que nos han permitido llegar donde estamos. De hecho, si nos pidieran que renunciásemos a uno de los cinco sentidos, mucha gente escogería sin dudar el olfato, ya que no está tan bien considerado. Su utilidad, sin embargo, es enorme, y ya no solo por la capacidad que tiene para alertarnos cuando algo va mal, a través del mal olor, sino también para conectar con nuestro instinto. Aunque no lo creamos, el olor es uno de los factores más determinantes a la hora de atraer a otra persona, incluso por encima de la vista en algunos casos. Un chico que huele muy bien puede llegar a atraer a parejas sexuales que, sin saber muy bien por qué, están interesadas en él, aunque físicamente no sea su tipo.
Perfumes que atraen
El olor nos atrae de una manera inconsciente, especialmente cuando es bueno. Cada cual tiene sus olores favoritos, por supuesto, pero a la hora de atraer sexualmente a una persona, lo habitual es utilizar un perfume algo más fuerte de lo habitual. De hecho, hay también fragancias que vienen con hormonas incorporadas, algo que se debe utilizar con cierto cuidado, porque al final también afecta a nuestra propia manera de actuar. Esas feromonas no son infalibles, pero sí que es cierto que ayudan mucho a generar ese deseo inconsciente en la otra persona, ya sea hombre o mujer. Como con la ropa, debemos sentirnos totalmente cómodos con nuestro perfume y utilizar esa fragancia como una parte más de nuestro look. Además, este tipo de olores ganan mucho en las distancias cortas, por lo que nos ayuda a acercarnos mucho más a las personas que nos gustan.
Evidentemente, tampoco vamos a esperar resultados milagrosos. Un perfume, un olor, puede atraer a muchas personas, pero no a todos. Tal vez justamente la chica a la que deseas no se sienta precisamente atraída por la fragancia que estás usando, y eso también puede jugar en tu contra. Por eso también insistimos mucho en escoger un perfume que sea intenso, pero no tanto como para alejar a aquellas que no les atraiga tanto. Debe ser un arma más, y por supuesto, debemos saber cómo utilizarla. El perfume no se puede poner en cualquier ocasión, ya que no será lo mismo salir una noche con los amigos a un antro que en una primera cita en un restaurante.
Las prostitutas lo saben bien
A estas alturas todos saben de la importancia de un buen perfume para atraer a los demás, pero hay oficios en los que esto se ha convertido en algo indispensable. Las prostitutas, por ejemplo, llevan perfumándose desde hace siglos, tal vez milenios, entendiendo que esta parte de su trabajo es indispensable para conseguir más clientes. De hecho, es habitual que estas mujeres se pongan una cantidad excesiva de perfume, para llamar la atención y de paso, también tapar el olor a puro sexo después de tener relaciones con otros clientes. También dependerá de la chica, por supuesto, porque una escort VIP no va a utilizar el mismo perfume que una trabajadora sexual que siga haciendo la calle.
Cada perfume tiene su momento y su ocasión, y las prostitutas son expertas en conocer y analizar ese tipo de situaciones para dar con la fragancia adecuada siempre. Muchas reconocen que en ocasiones ha sido su perfume lo que ha logrado que un cliente se fije en ellas, en lugar de en otras compañeras. Una prostituta que además viste bien y se ve bonita gana muchos enteros cuando huele a algo excitante. Los aromas dulces son muy utilizados, pero siempre hace falta un punto más cítrico e intenso para darle el toque personal a cada look. Por fortuna, hoy en día encontramos todo tipo de fragancias, tanto para hombre como para mujer, así como perfumes unisex muy interesantes.
Una fragancia para cada situación
Como ya hemos comentado, cada momento y cada ocasión tienen una fragancia distinta. Por supuesto tampoco podemos tener cincuenta perfumes en casa, aunque es conveniente no centrarse solo en uno. Lo habitual es tener al menos tres, uno para diario, otro para citas y ocasiones especiales, y otro algo más arriesgado, que nos sirva para cuando salimos y queremos llamar un poco más la atención. Cada fragancia tiene un fin, más allá de ayudarnos a oler bien, por supuesto. Ese olor será uno de los condicionantes que nos permitan ligar con esa persona a la que tantas ganas le tenemos, o encontrar sencillamente a alguien nuevo con quien pasar un buen rato.