Enamorarse es una de las mejores sensaciones que se pueden disfrutar en esta vida. Tener esa conexión especial con otra persona, a nivel físico, mental y emocional, es como un milagro que pocas veces se hace realidad de verdad. Nos llevamos la vida entera buscando un amor que nos corresponda, que nos merezca, que quiera compartirlo todo con nosotros, y cuando al fin lo encontramos creemos que es como un sueño ideal donde nada malo puede pasar. Sin embargo, el amor real no tiene nada de mágico, más allá de esa primera chispa que hace que todo se entienda. Como cualquier fuego, si no lo cuidamos y lo alimentamos constantemente, acabará por consumirse y desaparecer. Y allí donde había un amor puro y supuestamente infinito ya solo quedarán los rescoldos de una relación que no subimos cuidar, porque pensábamos que era perfecta.
Cuando el amor comienza todo parece de color de rosa. Cuando se acaba, el mundo parece caer sobre nosotros, oscureciéndonos por completo. Lo vemos todo negro y juramos no volver a enamorarnos jamás, para que no nos rompan el corazón. Pero somos personas de carne y hueso, tenemos deseos y sentimientos, y seguramente volvamos a caer. Y todo vuelva a empezar, a no ser que hayamos aprendido de los errores cometidos en relaciones anteriores. Cuidar siempre de la otra persona y no dar por hecho que ya la hemos conquistado por completo. Buscar momentos de intimidad para consolidar la relación, de manera que todo fluya. Afrontar de cara los posibles roces y problemas que puedan surgir en la convivencia. Y sobre todo, no caer en la tentación de serle infiel a nuestra pareja, una de las causas más habituales en una ruptura. Ya lo decíamos antes, somos de carne y hueso, y hay tentaciones que parecen imposibles de evitar, pero debemos esforzarnos. Si de verdad queremos a nuestra pareja, engañándola le estamos haciendo mucho daño. A veces, un daño absolutamente irreparable del que la relación no se puede recuperar.
¿Por qué somos víctimas de infidelidades?
Da igual que estemos en una relación totalmente idílica y feliz, o que las cosas no vayan del todo bien con nuestra pareja. Las infidelidades pueden ocurrir en cualquier momento, y a cualquier persona, solo porque de repente le inunda ese deseo descontrolado por estar con otra. En ocasiones no es algo premeditado, ocurre y punto, con los atenuantes de estar borrachos, por ejemplo. En otras ocasiones, las infidelidades se buscan por puro aburrimiento o rutina en la pareja. Por no ser capaz de afrontar que las cosas con nuestra chica o nuestro chico no van bien, y preferir buscar a alguien de fuera para satisfacernos antes que hablar de ello. Todos juran y perjuran que cuando están en pareja son realmente fieles, pero las infidelidades están a la orden del día, incluso en parejas que llevan toda la vida juntos.
Escorts y amantes, el talón de Aquiles de muchos hombres
Existen muchos tipos de infidelidades, y eso es algo que también hemos de tener en cuenta. No es lo mismo acabar besando a un chico en una noche loca de fiesta que acostarnos con otra persona durante meses sin que nuestra pareja lo sepa. Hay infidelidades más sencillas de dejar pasar, y otras que son una verdadera falta de respeto contra la relación y contra nosotros mismos. Por eso, cada persona pone su límite donde cree oportuno, y de hecho, hay parejas abiertas que no tienen problema en acostarse con otras personas, siempre que no afecte a su relación. En el caso de los hombres, tener una amante más allá de la pareja es algo que casi se da por sentado. Como si no tuviéramos suficiente solo con una chica, y necesitáramos llevar más de una relación por delante.
Tener una amante a espaldas de nuestra pareja es un engaño del que muy pocas relaciones se recuperan, especialmente si es algo continuado. Para evitar eso, hay hombres que simplemente buscan un poco de afecto, cariño y pasión en los brazos de una amante profesional. Las escorts trabajan en muchas ocasiones con hombres casados y emparejados, tanto jóvenes como más maduros. Suelen ser muy buenos clientes, según ellas mismas afirman, puesto que saben cómo tratar a las mujeres. Algunos están desesperados por tener algo de contacto físico, el que su propia pareja les niega. En otras ocasiones, buscan en la escort esa pasión que su chica no tiene, a la hora de llevar a cabo ciertas fantasías… Sea como fuera, para la mayoría de chicas el haber estado con una prostituta es motivo de infidelidad flagrante.
Un duro golpe
Hay ocasiones en las que estas infidelidades quedan soterradas y nadie se entera de nada. De hecho, muchas parejas han logrado sobrevivir gracias a que este tipo de mentiras no han salido a la luz. En otros casos, incluso sabiéndolo, la parte engañada prefiere no darle importancia, mirar para otro lado, para evitar la confrontación directa y seguramente la ruptura. Pero cuando la situación estalla de verdad, cuando no hay manera de obviarla, el golpe sobre la pareja suele ser bastante duro. Para que una relación amorosa se consolide, la confianza es un punto imprescindible, algo básico sobre lo que se sustenta todo lo demás. Una infidelidad supone una ruptura de esa confianza, a un nivel tan doloroso que muy pocos pueden recuparse de algo así.
¿Hay forma de salir adelante tras una infidelidad?
Pareciera que esas historias de infidelidades bochornosas solo aparecen en las películas y las series de televisión, pero son mucho más comunes de lo que parece. Todos conocemos casos en los que una pareja se ha roto porque uno de los dos decidió echar una canita al aire. Esas rupturas suelen ser tremendamente dolorosas y acaban con ambos tirándose los trastos a la cabeza. En otras ocasiones, la pareja decide afrontar la situación con madurez y luchar por lo que todavía sienten. Ha sido un golpe duro, pero pueden recuperarse, siempre que se den varios factores. El primero, por supuesto, es el arrepentimiento de la persona que engaña, y su compromiso para que no vuelva a pasar algo así. Si la situación ha quedado solo en la pareja y no se ha hecho pública, es mucho más fácil seguir este punto.
Ese compromiso debe ser tenido en cuenta por ambas parte. La persona que ha engañado debe admitir su error y convencer a su pareja para que le otorgue una nueva oportunidad. Pero la persona que ha sido engañada debe ser consciente de las consecuencias que conlleva su perdón. Si eligen seguir adelante, intentarlo por todos los medios y olvidar lo ocurrido, no puede utilizarlo como arma arrojadiza en cada discusión, por ejemplo. Ese sentimiento de superioridad es bastante común cuando se produce una infidelidad, pero no lleva a nada bueno. Si cada vez que pasa algo, aunque no tenga nada que ver, contraatacas con ese engaño para “ganar” la discusión, la relación se irá a pique antes o después. Si decides perdonar a tu pareja después de un engaño, debes ser fuerte y saber que ese perdón conlleva una nueva oportunidad.